sábado, 25 de junio de 2011

Carta a mi hijo por su ingreso a la vida profesional.

Junio 24 de 2011. Querido Hijo:
Muchas veces se me hace difícil distinguir los momentos en que debo ocupar el rol de padre o el de amigo. Este es uno de esos.
Y esto no es una queja, ojala algún día te pase lo mismo, porque eso hablará muy bien de tus hijos que te han permitido ser su amigo.
No hay alegría más grande para un padre que ver crecer sanos y buena gente a sus hijos, solo se compara con ver a un amigo realizar sus sueños. Cuando tenes la oportunidad de ver esas dos cosas juntas, estas hecho.
Si miro para atrás, no puedo menos que agradecerte, por haber aprendido de mis errores y por dejarme ser tu amigo.
Quizás hoy no alcances a comprender la magnitud de lo que estas palabras significan… lo que significa para mí… ver a mi hijo y a mi amigo realizar su sueño, pero estoy seguro que lo vas a ver algún día y que vas a recordar esto que te escribo
Pensamos con tu madre, que siempre es un buen momento, para disfrazarnos de padres. Ella me pidió que te escriba y que la disculpes porque según ella no sabe hacerlo… y es cierto, ella escribe con los ojos y lo hace muy bien… fijate… mirala a los ojos… vas a leer, con mucha facilidad lo que siente… orgullo… felicidad… admiración… y un gran amor por vos.
Yo aprendí, con los años, a leer lo que escribe y esto nos ha permitido superar malos momentos y disfrutar juntos otros como este.
Por estas cosas, hijo y amigo, te pido que me permitas, ahora que sos un profesional, agregar algunos consejos, no de sabio ni de viejo, si no de quien te ama con toda el alma y quiere y te exige, como siempre, que seas feliz.
-De ahora en adelante observa el amanecer, solo o en buena compañía, por lo menos una vez al año.
-Cuando saludes y des la mano, hazlo con firmeza y mira a la gente de frente a los ojos.
-Cuando elijas compañera o socio, hazlo de la misma manera que elegirías un copiloto: busca que sea fuerte donde sos débil y viceversa.
-Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
-Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.
-Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.
-Maneja autos como la Chiva Vieja, que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa, una buena parrilla y un buen vino para compartir con amigos.
-No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.
-Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).
-Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.
-Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir.
-Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
-Has lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.
-Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.
-Aprende a mirar a la gente desde sus zapatos y no desde los tuyos. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.
-Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.
-No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.
-Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).
-Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
-Confía en Dios, pero no dejes la radio puesta en el jeep.
-Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también 'el gran riesgo'.
-Nunca confundas riqueza con éxito. No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita.
-No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.
-No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices
-Aunque tengas holgura financiera, has que tus hijos conozcan el valor de la guita.
-Trata a tus empleados con el mismo respeto con que trates a tus clientes.
-No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.
-No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
-Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte de nuestra vida encima de él.
-No confundas confort con felicidad.
-Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.
-Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).
-Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a los amigos.
-Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.
-Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.
-Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
-Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles. Primero gánale a la barredora.

“La gente más feliz no necesariamente tiene todo lo mejor... simplemente disfruta al máximo todo lo que tiene.”

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